CUENTO DESCUBRIÉNDOME

DESCUBRIÉNDOME
Al despertarme me encuentro en un plato de espagueti, el señor más raro del mundo me comió porque me confundió con una gran albóndiga.
            Voy cayendo lentamente hacia un vacío, ¿así es el cuerpo del ser humano?, en verdad que tenía ideas más extrañas de cómo era yo mismo, me creía con más intelecto y mejor cuerpo. Ya veo que sólo las personas se enamoran del físico, por dentro, ni aunque hagamos ejercicio, somos tan fuertes. Cada persona se va acabando y veo que este gigante tiene su alma putrefacta, todo aquí es como un cuarto oscuro.
            ¿Acaso me veo reflejado?, no lo sé, he perdido la conciencia, este olor penetra hasta mi cerebro que hace que deje de funcionar, ¿Cómo es que semejante persona no se ha muerto? Yo muriendo dentro de él… ¿Acaso no tenemos el mismo derecho? Si soy miserable dentro de él, espero que él sea miserable dentro de este mundo. El coraje está en mi corazón, lo veo quebrantarse cada día, cada hora, cada minuto, a cada segundo.
            No me extraña que me haya confundido con una albóndiga. Estos días sin ella he sido un vegetal, ¿Qué más da si me comió? Mi vida a dejado de importarme, puedo ser lo que sea, pero sin ella, me pregunto todos los días al despertar ¿quién soy? Ella se llevó una parte de mí cuando se marchó, pero yo… yo la sigo teniendo, ella no se ha ido de mí, puede pensar que lo está, pero no… Sé que no tiene mucha cordura mi alma, pero esto pasa cuando uno se enamora perdidamente. Seguro, este es el caso de mi amigo el gigante, le han herido y su visión no es muy buena. A veces uno no puede diferenciar quienes son las personas especiales, y tenemos tantas ansias de comernos el mundo entero, que no percibimos los detalles que se presentan, esos que parecen insignificantes, pero darías todo por recordarlo tan sólo un segundo.
            Ahora no me parece tan desagradable el gigante, me ha acogido, como ninguno diría yo, sé que piensa que soy un lunático, pero hasta esas personas tienen corazón, y hasta el más cuerdo un día se pierde en sí mismo. No somos más que materia negra, materia oscura…
            Me he puesto a pensar, ¿Cómo funcionamos? Somos los peores por dentro, pero siempre, ante todos, nos mostramos felices, creo que es un don que Dios nos dio para seguir en esta vida, no importa dónde nos encontremos, si fuera, disfrutando el mundo, o aquí, precisamente aquí dentro, dentro de mí cuerpo, explorando mis emociones, siendo feliz con lo poco que tengo, aprendiendo a quererme.

            Finalmente, la vida que creemos real es un sueño, y lo verdadero es lo que somos internamente. Usted tiene la invitación de pasar a mi acogido corazón.

Comentarios

Entradas populares